sábado, octubre 07, 2006

Cuento a la Poe

Los titulares de los periódicos esa mañana fueron: “Importante comerciante es encontrado muerto en su domicilio”, la noticia había alterado la acostumbrada calma del tranquilo pueblo del sur de Jalisco, donde yo vivía desde hace años alejado de la agitada vida citadina.

Los rotativos destacaban que a D. prominente comerciante de productos agrícolas, fue sorprendido la mañana anterior recostado en su cama, vestido igual que un día anterior, con unos ligeros rasguños en la mano izquierda, huellas de lápiz labial en la camisa, con una jugosa cuenta pagada en el Bar El Cuervo y encharcado en su vómito; todos decían que había muerto borracho, lo creía incluso la policía, menos mi buen amigo el Agente Investigador de la Procuraduría y prominente abogado penalista Raúl Ponce Anguiano.

Mientras repasaba la nota en el impreso y sorbía trago a trago mi café, me avisaron que Raúl Ponce me visitaba, sospeché a qué venía pero decidí no abordar el tema hasta que él lo hiciera. Caballero ante todo, Raúl quiso saber mi estado de salud, el andar de mi familia y mi opinión respecto a algunos temas simples de la política local, por fin pronunció la pregunta que yo esperaba.

Como veo que ya leíste la noticia sé que estás enterado. ¿Crees que haya sido un suicidio? El Ministerio Público ha decidido no seguir más líneas de investigación, toda vez que escuchó la declaración de los empleados de D. que aseguran lo vieron entrar a su habitación por la noche y tambalearse por el alcohol, cosa que se comprueba con la cuenta que le encontramos en su bolsillo. ¿Crees que fue de borracho?
Le respondí:

No me sorprende que D. haya ingerido alcohol esa noche. Todos sabemos que tenía ese gusto. Como también sabemos que no muy pocos hombres importantes de este pueblo están contentos por el suicidio; toda vez que D. invirtió una buena parte de su fortuna en apoyar la campaña política del próximo alcalde. Sabemos además que era aficionado a las mujeres, que entre más hermosas provocan más problemas.

Sabía que tú tampoco te comes la idea del borrachazo. Pero no tenga una sola prueba para argumentar lo contrario.
Y le pegó fuertemente a la mesa con el puño derecho, tanto así que tuve que reaccionar rápido para levantar el café antes de que nos quemara a los dos, después de eso mi amigo salió a toda prisa y sólo alcanzó a gritarme antes de subir a su auto:

Ya lo tengo, ya lo tengo. Por favor llama a tu amigo Luis y dile que me contacte.

Así lo hice, Luis un joven reportero de un periódico local, era de la simpatía de Raúl a pesar de su juventud por la lucidez de sus comentarios y por haber ayudado a la policía a resolver varios crímenes, sobre todo los relacionados con las computadoras.

No encontraba relación alguna entre D. Raúl, Luis, su visita, los periódicos aún así llamé a Luis y le pedí que se comunicara con Raúl.

Duré algunos días sin saber de ninguno de los dos, no contestaban el teléfono, no visitaron a la hora de la lectura como solían hacerlo, y tampoco los encontré en los cafés y bares donde solíamos platicar.

Hasta que una noche, una semana después del crimen a mi celular llegó el siguiente mensaje de texto:

Lo he resuelto amigo, y no pudo haber sido sin tu ayuda, lee mañana el periódico.


Traté de encontrar a Raúl pero no pude, me fui a dormir sin tener una explicación. A la mañana siguiente corrí a comprar el periódico, el titular decía: “No fue de borracho” en la página principal había esta nota firmada por Luis:

D. fue asesinado por R. en su propia habitación
Por: Luis H. Martínez

La noche del 15 de oct de 20.. en su domicilio el comerciante D. fue asesinado por quien fuera su socio y amigo R. luego de una noche de copas y debido a deudas de dinero y de amor.
De acuerdo a la investigación del Agente de la Procuraduría de Justicia Raúl Ponce Anguiano D. y R. estuvieron la noche del crimen en el Bar El Cuervo, se emborracharon y luego fueron a continuar la fiesta a casa de D.; R. bajó del auto antes (por eso los empleados no lo vieron) y con el permiso del dueño entro a la habitación de D. en lugar de el baño donde aseguró que iría.
Ahí preparó un último trago que contenía una sustancia conocida en el mundo criminal como “Polvo de Ángel” que es un poderoso veneno, imperceptible en los primeros exámenes pero evidente días después. Los químicos de la Policía ya confirmaron el Polvo de Ángel en la ropa de D.
R. fue descartado por los investigadores en un principio porque se pensaba era el único amigo leal de D. Sin embargo se descubrió en un estudio a las cuentas de sus empresas que R. adeudaba quince millones de pesos y que además, D. tenía en su computadora personal fotografías que lo comprometían sentimentalmente con la ex esposa de R. Además el lápiz labial hacía pensar que de haber sido asesinato, sería una mujer la implicada.
Raúl Ponce explicó: “cuando D. consumió el Polvo de Ángel se comenzó a asfixiar, se golpeo en la mano con la mesa de noche y se rasguñó con un ventilador que estaba ahí. R. confesó después que él había manchado la camisa con el lápiz labial para distraernos y que había salido sin que los empleados lo vieran, el veneno provocó el vómito”.

La noticia me daba explicó cabalmente la muerte de D. pero no en qué había ayudado yo a resolver el crimen. Raúl llegó en ese momento y me estrechó en un poderoso abrazo. Evité los formalismos y pregunté:

Dime en qué te ayude yo a resolver el crimen.

Fue indirectamente amigo mío, cuando con mi puño golpee tu mesa, recordé que un joven agente en su error había golpeado la mesa de noche de D. y había despedido un ligero olor a perfume, que pasó desapercibido, y una ligera nube de polvo que recordé pero que no llamó mi atención. Cuando le pegué a tu mesa, recordé el incidente y lo relacioné con la numeración de enemigos de D, que hiciste. Pensé que habíamos sido muy obvios y que teníamos que pensar en lo contrario.
Lo demás, fue sólo dejar la investigación de las cuentas a Luis, y la confesión de R. en manos de dos de mis compañeros, que aunque no son muy inteligentes, saben donde apretar para hacer decir verdades.


Bebí café, lo había entendido. Los compañeros de Raúl, en serio que sí saben sacar verdades.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante la narración, mucho suspenso.
Que por cierto me recordó un chiste entre mexicanos, gringos y rusos, pero es muy largo, así que luego se lo cuento a Efrén para que lo suba aun post, pero el chiste habla de como la PGR mexicana le saca la verdad a una momia egipcia.

Anónimo dijo...

que barbaro.

Me vas a quitar la chamba!!!!!

Anónimo dijo...

Ah yo me sé otro que convierten a un elefante en conejo.