sábado, noviembre 18, 2006

Examen profesional

Luego de dos años de mucha chamba, por fin presentaremos el Examen profesional de nuestra tesis (la hice junta con Martha).
El Examen será el ocho de diciembre en algún lugar del ITESO a las doce del día.
Nuestros sinodales serán Cristina Romo,Raúl H. Mora y Rossana Reguillo.

No estoy nervioso.Más bien estamos muy contentos porque la cartita de la dictaminadora (Rossana) fue muy favorable.

Están invitados a asistir, luego les digo el salón en el que va a ser. Si quieren fiesta la harán ustedes, porque un reportero que no cobra Chayote (como yo) está condenado a la miseria. Snif.


Trabajamos en la tesis
Martha y yo trabajamos en la recolección de mensajes cuando andábamos por San Juan de Dios.

Actualización

La fecha está confirmada: viernes 8 de diciembre a las doce del día en el salón de juntas del DESO (Departamento de Estudios Socioculturales) del ITESO, por el pasillo del malecón a un lado del CIFS.
Rossana Reguillo no será sinodal, en su lugar entra Bernardo Massini. Si quieren ir ahí lo veo.

Sin más.
Le seguimos luego.

jueves, noviembre 16, 2006

La playa

La Playa


Fue la primera playa que conocí en mi vida y no voy muy seguido a pesar de que vivo a envidiables dos horas del mar. Seguido sueño con esta playa, con ese lugar exótico de kilómetros de arena donde el sol se recuesta al atardecer sobre el mar y pinta el agua de mil colores. Esta playa me da miedo.

Sus olas son enormes y es muy profunda. Cuando estaba niño nos quedábamos a dormir en la casa de unos tíos que está a escasos dos o tres kilómetros y por las noches se escuchaba el reventar de las olas. Esta playa me da tranquilidad.

No sé que sea lo más importante. No sé si sea que cuando voy no hay nadie a cientos de metros a la redonda y seguro estoy que podría andar en canicas y nadie me vería, pero es hermosa. Como a media playa, antes de llegar a la desembocadura del río, hay un panteón. Quizá pida que ahí me entierren aunque debe ser carísimo estar enterrado con vista al mar, con vista a la playa más linda del mundo y con vista a los buques que navegan por el Pacífico con destino a Puerto Vallarta o Manzanillo.

En días de tormenta me gusta recordarla, me gusta ponerla en mi mente y sentirme pequeño con la inmensidad del oceáno, insignificante con el tamaño de las olas y al mismo tiempo sentirme parte del paisaje, respirar al aroma salado y fresco, sentir mis pies hundidos en la arena y recobrar la fe.

Si Dios no hizo semejante maravilla no sé quién pudo haberla hecho. De repente (a pesar de mi bien sabido casi ateísmo) en esa playa enorme y solitaria no me siento solo.

Sin más.
Le seguimos luego.