Me he sentido viejo tres veces en la vida.
Momentos específicos y reales, cuando me salió la cana brinqué de gusto, cuando un niño me dice "señor" en la calle se me hace normal y me importa un carajo, no eso no.
Momento UNO. Viajaba yo en un auto de Ciudad Guzmán a Autlán hace como seis años, prendí la radio y no recuerdo en qué estación el locutor dijo: "Y ahora una canción del recuerdo con ustedes de La Onda Vaselina, Te quiero tanto, tanto" Chingue a su madre. Recordé que con esa rola yo enamoraba adolescentes con mi guitarra en la secundaria y la expresión canción del recuerdo me hizo sentir viejo.
Momento DOS: Días después de ese incidente llegaba yo a mi casa cuando ví a una vecina con su novio afuera, eso sería normal e intrascendente pero mi vecina era: "La niña de Doña Lupe", Mariela, una muchacha que cuando llegué a esa casa y la conocí, tenía cuatro o cinco años, y luego diez años después ya está afuera de su casa, de la mano con un tipo, caí en cuenta que la "Niña de Doña Lupe" había crecido y que seguramente yo también.
Momento TRES: El último mes. A principios me llegó una revista que resumía "Los diez mejores bares de Autlán" puta y yo siempre dije que no más había tres. Resulta que no conozco ni a cuatro ¿Porqué ya no salgo? me pregunté y me sentí viejo. Luego en la fiesta del 15 de septiembre había mucha gente conocida, bailando, bebiendo, pasándola a toda madre y aunque conocía al 60 por ciento de la gente que estaba ahí me sentí fuera de lugar. Para acabarla cuando Martha me pasó las fotos, me dí cuenta que en ninguna, pero en ninguna tengo ya cara de niño, esos chiripazos que me hacían ver grande en la prepa, o luego los chiripazos recientes que me hacían no verme adulto se acabaron. Miren esta foto:

Crecí con la música en Casetts, por eso tengo la ligera sospecha de que el LADO A de mi casset está a unos años de terminarse.
Y aunque lo parezca, no me genera tristeza.